Un día me levanté y me encontré en un lugar en el que había cosas muy antiguas por todos lados, y me impresionó tanto que decidí hacer una guía turística por aquella maravillosa urbanización, llamada Itálica.
Empecé a andar por aquellas calles trazadas y por cada lado o esquina por la que pasaba, había rastro de nuestros antepasados romanos, los cuales nos han dejado muchísimos puntos específico en aquella urbanización. Era un lugar con abundantes arboledas y con muchos lugares verdes, me di cuenta que Itálica estaba situado al sur de Hispania aproximadamente a 8 km de Híspalis (Sevilla) junto a un afluente del río Betis (actual Guadalquivir) en una pequeña elevación que la salvaba de las crecidas invernales del río. Eran tierras muy fértiles para su cultivo y sitio estratégico.
Después de haber estado en Itálica no podía irme sin seguir investigando en ella porque sabía que había infinitas de cosas en las que se podía investigar y, encontré un libro de la Historia de Itálica en la que leí que en ella nacieron dos emperadores: Trajano y Adriano.
TRAJANO
ADRIANO
Una vez que sabía su historia, me interesé por cada cosas que dejaron como por ejemplo el anfiteatro romano que allí se encontraba, no dejaba de mirarlo y de llevarme en el pensamiento que eso hombres romanos nos ha dejado y como podían hacer esas cosas en aquellas épocas y que se celebraba en aquellos lugares... era asombroso.
Una vez visitado este espléndido sitio, seguí por ese lugar y me di cuenta que a lo lejos había otro de las huellas que nos han dejados estos antiguos romanos, era el Teatro Romano.... maravilloso.
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Manuel Jesús González Fernández.
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